"La muerte como acto de creación." |
No sé si será el cariño y la fascinación que le guardo a la cinematografía de Ingmar Bergman lo que me ha permitido comprender mejor a Aronofsky, siendo Pi: El Orden del Caos, su primer film como tal y también la primera película de este director que he visto, quedándome impactado sobre todo con aquel paradójico e inesperado final que inevitablemente me recordó a algunas historias de Bergman. Luego mire Réquiem por un sueño y quede tan conmocionado, sobre todo con riquísimo papel de Ellen Burstyn (llegue a llorar con el monólogo del vestido rojo), que pensé que este director solo iba a regalarnos experiencias tan extremas como estas, siendo marca de su casa que todos sus personajes persigan algo que al final los termine devorando o dejando en una nada casi absoluta. Pero me equivoqué al suponerlo, al menos parcialmente.
Y al final nos sorprendió en 2006 con La fuente de la vida, un film que fue bien recibido, aunque no tanto como sus anteriores trabajos. Mediante una excelente actuación y unos efectos visuales muy buenos, la película nos logra transmitir esa odisea de Tommy Creo en busca de una respuesta a su inquietud existencial; ¿Puede ser la muerte el primer paso de camino a la vida? Algo que se interconecta con diferentes planos temporales, llegando hasta la mismísima España colonial, siendo Tommy un conquistador durante el siglo XVI de nombre Tomás que tiene como misión encontrar "Árbol de la Vida" en Nueva España (Guatemala), el cual es descrito en el Génesis. Todo esto puede interpretarse como una especie de camino ficticio que el mismo Tommy se impone en busca de una respuesta. También se viaja hacia un futuro muy distante y desconocido, donde el astronauta, Tom (Hugh Jackman), viaja hacia una nebulosa dorada en una nave espacial esférica que también alberga el "Árbol de la Vida". Tom medita y realiza prácticas de Tai Chi Chuan, pero es atormentado por visiones de Izzi (Rachel Weisz). Él se concentra en llegar a la nebulosa, asegurando al "Árbol de la Vida" que renacerá en la llegada. Pero a pesar de sus garantías, el árbol muere.
Sí, es algo parecido al desenlace de Max en Pi: El orden del caos, es en esencia el mismo recurso narrativo, pero aquí se expresa de manera más delicada y romántica gracias a un papel tan inmerso como el que realiza Hugh Jackman. Antes de su total desintegración emocional, termina por aceptar que efectivamente la muerte es el primer paso luego de la aceptación, y su obsesión termina cuando ambos personajes que encarna, el astronauta y el conquistador, concretan sus objetivos luego de un largo camino repleto de dificultades existenciales y metafísicas.
El miedo a morir es algo tan común como humano, pero sumamente existencial cuando lo piensas en profundidad. El simple hecho de detenerse a reflexionar en que el mismo planeta tierra alguna vez se desintegrara a causa de vaya a saber que fuerza cósmica desconocida por nosotros, no solo resulta deprimente, sino que también desesperante. No es de extrañar entonces que, para evitar tener que dedicarle tanto tiempo a estas ambiguas suposiciones que de ser cierta nunca comprobaremos empíricamente, algunos nos refugiemos en la creencia de que después de la muerte hay alguna especie de vida o en el peor de los casos, dependiendo de como se lo mire, un renacimiento.
Jennifer Connelly and Jared Leto en Requiem por un sueño. |
Deje pasar un tiempo luego de ver estas dos grandes obras, y llegue al título de otras de sus películas; La fuente de la vida. Mirando la portada y leyendo algo sobre ella, me detuve a pensar; "¿Esta es una película de Aronofsky? No puede ser". Esta película profundizaba en temas como el amor y la muerte mediante un rico lenguaje visual donde abundan las escenas poéticas que se combinan durante todo el filme con la banda sonora compuesta por Clint Mansell, una que destaca siempre que aparece de manera increíble. Es decir, de manera majestuosa, el director había logrado experimentar con su fórmula para presentarnos una historia de amor y desesperación, pero con un toque más delicado, pausado y con una fotografía simplemente preciosa.
La fuente de la vida nos narra un desesperado intento por parte del investigador y oncólogo Tommy Creo (Hugh Jackman), por salvar la vida de su esposa Izzi (Rachel Weisz) que padece una enfermedad terminal que poco a poco va apagando su vida. Dicho de este modo no parece gran cosa, pero una cosa es leer un breve resumen y otro es ver la película y sentir esas actuaciones tan geniales de los protagonistas. Según comento en 1999, Darren Aronofsky y el actor Jared Leto vieron The Matrix juntos. Aronofsky dice que después de ver la película se preguntó "¿Qué tipo de película de ciencia ficción puede hacer la gente ahora?" Aronofsky comenzó a considerar nuevas ideas para una película de ciencia ficción con su amigo de la universidad, Ari Handel. El director quería ir más allá de la ciencia ficción típica de las películas cuyas tramas están impulsadas por la tecnología y la ciencia. «Hemos visto todo. No es realmente interesante para el público. Las cosas interesantes son las ideas, la búsqueda de Dios, la búsqueda de significado», dijo. Llego también a afirmar que la película sería «la cosa más ambiciosa que he hecho hasta la fecha y el mayor reto».
Y al final nos sorprendió en 2006 con La fuente de la vida, un film que fue bien recibido, aunque no tanto como sus anteriores trabajos. Mediante una excelente actuación y unos efectos visuales muy buenos, la película nos logra transmitir esa odisea de Tommy Creo en busca de una respuesta a su inquietud existencial; ¿Puede ser la muerte el primer paso de camino a la vida? Algo que se interconecta con diferentes planos temporales, llegando hasta la mismísima España colonial, siendo Tommy un conquistador durante el siglo XVI de nombre Tomás que tiene como misión encontrar "Árbol de la Vida" en Nueva España (Guatemala), el cual es descrito en el Génesis. Todo esto puede interpretarse como una especie de camino ficticio que el mismo Tommy se impone en busca de una respuesta. También se viaja hacia un futuro muy distante y desconocido, donde el astronauta, Tom (Hugh Jackman), viaja hacia una nebulosa dorada en una nave espacial esférica que también alberga el "Árbol de la Vida". Tom medita y realiza prácticas de Tai Chi Chuan, pero es atormentado por visiones de Izzi (Rachel Weisz). Él se concentra en llegar a la nebulosa, asegurando al "Árbol de la Vida" que renacerá en la llegada. Pero a pesar de sus garantías, el árbol muere.
Lo fascinante de esto es que cada plano de la película no se siente forzado, y si el espectador esta mínimamente interesado en lo que ve, puede interpretar fácilmente de que en realidad Tommy es una persona; el científico atormentado que busca una manera de revivir lo que ha muerto, y que teme a la misma muerte por encima de todas las cosas. Está sería la gran obsesión de su personaje, pero en vez de llevarlo al declive total como vemos en Requiem o en la destacada El cisne negro, vemos que al final Tommy acepta que no puede hacer nada al respecto, abandonado así su objetivo principal.
Esto, creo yo, va mucho más allá de simplemente una creencia religiosa o metafísica. Se trata de una inquietud que algunas personas suelen tener, un miedo que tarde o temprano se debe superar en la vida. De esto trata la película, de lo difícil que es afrontar la perdida de un ser que amamos, y de lo tortuoso que puede llegar a ser el camino a la hora de aceptar este hecho o mejor dicho, aprender a vivir con él. A lo mejor no lo podemos comprender por qué no experimentamos nada parecido o no nos hemos parado a meditar lo suficiente sobre tal perdida. Pero sin duda no es nada fácil saber que algo que era parte de ti, una persona que amabas a la que inevitablemente estabas aferrado, ya no existe físicamente. ¿Cómo continuar después de una perdida? ¿Cómo se asciende y se supera a uno mismo? Las respuestas son tan subjetivas como lo es cada vida personal, a esta conclusión llega Tommy Creo, al aceptar que es mejor dejar fluir sus dudas, pero sin olvidarse de su amada Izzi.
En fin, sentía la gran necesidad de explayarme un poco sobre esta película, a modo de recuerdo personal. La filmografía de Darren Aronofsky es cuanto menos interesante, no puedo decir que me gustan todas sus películas, pero sin duda es un director que siempre nos logra sorprender con algo nuevo y variado. Creo que todas sus obras tienen algo especial para cada persona, pero La fuente de la vida llego a marcarme, quede fascinado con la mezcla de esos colores tan particulares, las excelentes actuaciones de sus protagonistas y ese argumento tan trágico que envuelve múltiples tipos de conceptos unidos en un solo hilo argumental. Destacar por último el grandísimo trabajo de Clint Mansell y Kronos Quartet a la hora de ambientar la película, todas las piezas del soundtrack son simplemente una maravilla.
Si bien considero que La fuente de la vida no es para todo el mundo debido a su ritmo y trama que a lo mejor no engancha desde el principio, creo con seguridad que se la puedo recomendar a casi todo el mundo, o por lo menos a aquellos que quieran disfrutar de una obra repleta de belleza poética y romántica con un aspecto visual simplemente precioso. Si Réquiem por un sueño destacaba por sus planos frenéticos y alterados intentando representar las diferentes adicciones de sus personajes con toques de suspense, La fuente de la vida es la antítesis de esto aunque compartiendo un origen en común. Esta es una película que con los años se ha convertido de culto, una que debe mirarse con gran curiosidad y de ser posible, con la menor cantidad de expectativas y prejuicios posible.
Gracias por leerme.
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